En agosto, la economía china evidenció un enfriamiento, con caídas en la producción industrial y el consumo minorista. A esto se suma la crisis inmobiliaria persistente, que limita la confianza de los inversores. El gobierno respondió con un plan de 19 puntos orientado principalmente al sector servicios, lo que reduce el impacto esperado sobre la demanda de caucho. En paralelo, fijó un ambicioso objetivo para el sector automotriz: alcanzar 32,3 millones de vehículos vendidos en 2025, de los cuales casi la mitad (15,5 millones) serían eléctricos o híbridos bajo la categoría de Vehículos de Nueva Energía (NEV).
La Reserva Federal de EE.UU. comenzó un proceso de relajación monetaria en respuesta a la desaceleración del mercado laboral. La medida favorece la inversión y presiona al alza los precios de materias primas como el caucho, al debilitar al dólar. Sin embargo, el contexto es complejo: la inflación estadounidense subió en agosto al 2,9%, su nivel más alto desde enero, generando dudas sobre la sostenibilidad de la baja de tasas. Mientras tanto, el Banco Central Europeo mantuvo sus tipos sin cambios, lo que amplía la divergencia entre ambas economías y aumenta la presión sobre el dólar.
La producción en los principales países productores de caucho se vio gravemente afectada por tormentas e inundaciones, reduciendo la oferta global disponible. La recurrencia de estos fenómenos climáticos refuerza la expectativa de un mercado ajustado. Sin embargo, no todos los datos fueron negativos: Malasia reportó un fuerte aumento intermensual de 36,7% en su producción de julio, mientras que Costa de Marfil incrementó sus exportaciones en 14,4%. Por el contrario, Camboya mostró una caída del 12% en sus envíos durante los primeros ocho meses del año.
La proximidad de la Golden Week en China anticipa una oleada de cancelaciones de viajes marítimos, que podría provocar retrasos logísticos. En cuanto a tarifas, las rutas transpacíficas hacia EE.UU. experimentaron un repunte del 20–25% en septiembre, impulsadas por los aumentos generales de tarifas (GRI). En contraste, las tarifas en la ruta Asia–Europa cayeron entre 10–12% por el exceso de capacidad disponible en los buques.
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